jueves, 11 de noviembre de 2010

CABARET

El fin de semana pasado fue un fin de Cabaret, en todo el sentido de la palabra, pero me voy a centrar en la experiencia de haber visto CABARET, El Musical. En el Teresa Carreño.

La experiencia es super intersante, desde donde vivo tengo que VIAJAR hasta el Teresa Carreño. Bueno... en fin.

Llegamos, ya teníamos las entradas así que nos sentamos a esperar, para ver la infinita fauna que visita el teatro, desde las medio hippies en sandalias y con un olorcito particular de haber estado varios días sin bañarse, hasta la gente que venía en vestidos de gala como si fueran a un matrimonio después de la obra. No falta la típica niñita con una caja de cartón convertida en dispensador de alimentos, te venden los cigarros, los chiclets y demás chuchería, un 40% más que el quiosco de la esquina de tu casa, pero hey!!, la tienda literalmente camina hacía ti.

La obra es magnífica!, lástima que duró solo una semana, pero es espectacular, a must-do.

Lo interesante del asunto es la gente, delante de nosotros estaban sentados unos adolescentes que confundieron el teatro con cualquier película chimba en un cine. Apenas apagaban las luces empezaban a besarse, descargando intensa y repetidamente esa energía adolescente. De pana, que no sé como hizo el amigo para ponerse de pie en el intermedio de la obra. Creo que por eso se llevó el bolso a la novia, para taparse.

Detrás había un señor, de esa gente que es super culta y sabe de cuando es la obra, en que libro se basó, cuantas adaptaciones ha tenido, etc. Pero este mismo señor confundió la cosa con un Karaoke porque TODAS las canciones las cantó. O sea, menos mal que por la edad se quedaba sin aliento pronto, porque estaba que le metía un pandaretazo para que se callará. Nota al público general: callénse la boca cuando estén en el teatro o en el cine.

Uy, eso si, la cola para el baño en el intermedio era infinita, el baño de hombres parecía baño de prisión, todos hacían cola, y casi casi que iban de a dos por urinario por eso de que son grandes (los urinarios). Menos mal que logré entrar entre los 100 primeros, porque no me imagino el olorcito del asunto cuando entró el último.

Bueno, ya me ladillé de escribir. Este blog morirá de nuevo hasta que me motive a escribir de nuevo.

Y recuerden... la vida es divina.


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